La incertidumbre tras el examen EIR

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Diario del Enfermero.- Enfrentarse a un examen decisivo trae consigo nervios y ansiedad en los días previos y durante la prueba. Una vez que esta termina, el cuerpo experimenta una sensación de alivio. Eso sí, tras el descanso inicial, vuelve la incertidumbre hasta que se publican los resultados. Esto es lo que llevan viviendo una semana las casi 14.000 enfermeras que se examinaron del EIR el pasado 28 de enero. Este próximo lunes, según el calendario previsto por el Ministerio, podrán comprobar la plantilla de respuestas correctas y, con esta, tendrán la oportunidad de hacerse a la idea de cuál puede ser su resultado. “Tuve muy buenas sensaciones al salir del examen. Es verdad que no se ceñía al plan que yo tenía en mente, pero un tipo test muchas veces es tener intuición”, afirma Lucía González, enfermera nacida en Ponferrada (León).

“Cuando salí no miré nada, dejé los libros y me fui a cenar y a pasarlo bien”, cuenta Lucía. Por su parte, Elena, que llevaba desde marzo preparándose el examen confiesa que al salir del aula sí que tuvo la tentación de comparar las respuestas entre compañeras. “Al final, cuando abandoné la facultad, pensé que era un día para celebrar y olvidarse del examen”, apunta.

Después de casi un año de preparación, son muchas las enfermeras que durante esta semana han aprovechado para hacer todo aquello que no han podido estos meses. “Yo ahora mismo estoy como liberada, unas vacaciones. No he abierto ningún libro académico y me he dedicado a leer y hacer lo que me gusta”, resalta Lucía. Ángela Anguita (Madrid) coincide con su compañera y constata que esta semana está disfrutando del tiempo como hacía meses no podía. “Disfrutando del tiempo libre, quedando con mis amigas y haciendo todo lo que no he hecho por estudiar”, destaca.

A pesar de que el lunes conocerán las respuestas correctas, no será hasta el 28 de febrero cuando Sanidad expondrá los resultados provisionales de admitidos, por lo que, en principio, la incertidumbre continuará unas semanas más. Aun así, en el caso de conseguir la plaza, es necesario ir planificando qué especialidad elegir y en qué hospital realizar la formación. Además, es importante pensar varias opciones por si a la hora de pedir la primera opción esta ya estuviese ocupada.

Oportunidad para formarse

Elena Sánchez, de Madrid, reconoce que se puso un poco nerviosa al entrar a hacer el examen y durante las dos primeras preguntas. “Una vez te sientas, te dejan el examen y te pones a contestar se te pasan muy rápidas las cinco horas”, asevera. Mirar los libros y apuntes al acabar para comprobar en qué se ha fallado es un impulso habitual tras terminar un examen, pero los expertos recomiendan no obsesionarse con el resultado.

“No hay que llegarse a obsesionar. Yo recomiendo que metan los resultados en las plataformas lo antes posible para poder hacerse una idea de cuál es su puesto de estimación. Esto hace que muchos se queden tranquilos porque normalmente no hay mucha variación”, explica Maite Valle, directora académica de Enfermería del Grupo CTO.

Me gustaría hacer Salud Mental, pero como no conozco las unidades decentes ahora tengo que informarme. No sé si podré quedarme en Madrid, pero tampoco me importaría irme fuera”, comenta Elena. Para ella, el EIR es una buenísima oportunidad para formarse, reforzar la investigación tras terminar la carrera y dedicarte al ámbito que realmente te gusta.

La cara amarga de la moneda viene para todos aquellos que, aunque se hayan preparado la prueba, no consiguen una de las 994 ansiadas plazas. En total, más de 12.000 enfermeros se quedarán sin ella (sólo el 7,35% de los aspirantes la conseguirán), pero la mayoría opina que no hay que tirar la toalla y hay que volver a intentarlo.

“En el caso de no conseguir la plaza, tengo claro que lo repetiría. Me pondría a trabajar y a partir de septiembre me centraría en el examen como he hecho este año”, asegura Lucía. La directora de Enfermería de CTO reconoce que volver a intentarlo es la mejor opción. “Son nueve meses de estudio intensivo y si han tenido mala suerte y no han podido conseguir plaza, yo les diría que no tiren esos nueve meses por la borda, que sigan estudiando porque el segundo año les costará muchísimo menos”, recalca.

Para ellas, la especialización enfermera pone en valor a la profesión y, además, consideran necesario que desde el Ministerio se convoquen más plazas en los próximos años, así como que se regule la situación para que los enfermeros especialistas tengan su puesto de trabajo asociado a su formación.

“Soy muy pro de la especialización. Las enfermeras pecamos de que sabemos un poquito de todo, pero a la vez no sabemos mucho de nada, así que creo que ante la diversidad en la salud lo bueno es la especialización. Hay que convocar plazas y fomentar que la gente se especialice”, puntualiza Lucía, que le gustaría poder hacer Familiar y Comunitaria.

Asimismo, Elena considera que la especialidad luego se tiene que ver reflejada en unos puestos de trabajo concretos porque “me parece un derroche de recursos formar a personas para que luego terminen trabajando en un ámbito en el que no son especialistas”.

ÁNGEL M. GREGORIS

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