Cada segundo cuenta cuando se está sufriendo un ictus, y la enfermería es el primer eslabón de la cadena de supervivencia del paciente ya que ellas son las encargadas de hacer el triaje cuando el paciente llega a urgencias. “En el triaje aplicamos escalas como por ejemplo la de Cincinnati en la que nos fijamos en los síntomas que tiene el paciente como la simetría facial, la fuerza que se tiene en las extremidades, en el habla…”, explica Marian Fernández, enfermera de hospitalización de Neurología del Hospital de Torres (Madrid). Si los síntomas son positivos el siguiente paso será informar al neurólogo.

Y es que aunque el ictus es una enfermedad que tradicionalmente se asociaba con la tercera edad, varios estudios recientes confirman que no es así. Hasta un 25% de los infartos cerebrales se produce ahora en personas jóvenes y de mediana edad, entre los 20 y los 64 años. “La idea es que en menos de una hora tengamos al paciente encauzado, resuelto, con la prueba del escáner hecho e iniciado el tratamiento intravenoso”, comenta Miriam Eimil, neuróloga del Hospital de Torrejón. Para Eimil, “un equipo de enfermería entrenado es una medida con un nivel de evidencia fortísimo de que el paciente va a evolucionar mejor que si la atiende un servicio que no está entrenado específicamente para manejar pacientes con ictus”.

El Hospital de Torrejón cuenta con una unidad que mejora notablemente la salud de los pacientes con ictus. “Disponemos de enfermeras, auxiliares y recursos materiales como habitaciones dotadas con videovigilancia, monitorización constante para la atención de este tipo de pacientes. Todas las estancias de esta unidad cuentan con colchones antiescaras para hacer una prevención de las úlceras por presión”, resalta Rocío Ceballos, enfermera supervisora de hospitalización del hospital.

Trabajar en equipo es clave. “Enfermeras, auxiliares, neurólogos, trabajadores sociales, rehabilitadores, fisioterapias…. Si no trabajamos unidos no hacemos nada. El primer paso es llevar a cabo una atención temprana que es lo más importante para ir directamente a la medicación o a instaurar una serie de actividades de enfermería que van a favorecer la recuperación temprana del paciente y que la repercusión sea menor”, puntualiza Ceballos.

Estas enfermeras expertas en unidades multidisciplinares de ictus garantizan un mejor tratamiento y la reducción de secuelas. “Es muy gratificante observar la mejoría. Podemos llegar a tener personas que ingresan en habitaciones especiales que apenas hablan y observamos cómo van avanzando, evolucionando y cómo muchos regresan a casa por su propio pie. La verdad que es lo más bonito y satisfactorio”, finaliza Esther Martínez, auxiliar de enfermería neurológica del Hospital de Torrejón.

A. ALMENDROS/A. GUTIÉRREZ

Fuente: Diario del enfermero

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