En Sudáfrica, centro de la epidemia del VIH, muchos de los potenciales donantes de órganos eran seropositivos, y eso obligó a tomar una decisión impensable en otros lugares del mundo: emplear sus riñones para trasplantar a receptores que también eran portadores del VIH. Después de la larga experiencia sudafricana, EEUU se ha atrevido por primera vez a realizar un trasplante de hígado (más complejo técnicamente) entre un donante y un receptor con VIH.

Ha sido en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU) donde se ha llevado a cabo el primer trasplante de hígado de un fallecido con VIH a un receptor que era a su vez portador del virus. Además, como han anunciado los responsables de la clínica en una rueda de prensa, se ha realizado también el primer trasplante renal VIH-VIH de EEUU.

«Este es un gran día para nuestro hospital y nuestro equipo, pero mucho más importante para pacientes que tienen VIH y un órgano dañado en estado terminal. Para estas personas, esto podría significar una nueva oportunidad», ha señalado el doctor Dorry Segev, un especialista en trasplantes de la Hopkins que impulsó el cambio de legislación en Estados Unidos que ha permitido este tipo de trasplantes porque la ley estadounidense prohibía desde los años 80 emplear órganos de fallecidos con VIH para trasplante. Esta prohibición se levantó en el año 2013 por la llamada Acta de Equidad de Órganos VIH (HIV Organ Policy Equity, HOPE, en inglés) firmada por el presidente Barack Obama.

Este tipo de trasplantes «incrementa el número de potenciales donantes de órganos y permite que más personas sean trasplantadas. Esta es la ventaja de todo esto, pero es un proyecto de investigación que debe ser estrechamente vigilado de forma cuidadosa», ha explicado el doctor David Klassen de la Organización de Trasplantes de EEUU.

Como explica a EL MUNDO el director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, los resultados de los trasplantes renales en Sudáfrica han sido muy buenos (como constataba un reciente artículo en la revista The New England Journal of Medicine).

En España, sin embargo, sigue siendo ilegal que los pacientes seropositivos sean donantes de órganos, porque como explica el doctor Matesanz, «aquí no es una necesidad, porque el porcentaje que representan estos donantes es muy pequeño».

Sí se autorizó, en cambio, que las personas portadoras del virus de la hepatitis C sean donantes de órganos destinados a otros pacientes portadores del mismo virus; «se calcula que el 2% de la población es portadora de este virus, y en este caso sí se consideró que era un porcentaje nada desdeñable», epxlica.

Aunque las donaciones de pacientes con VIH no se consideran, en lo que sí es líder nuestro país es en los trasplantes a receptores portadores del VIH, algo que hace décadas se consideraba una contraindicación para entrar en lista de espera. «España es uno de los países con más experiencia en el mundo en trasplantes de riñón e hígado a pacientes con VIH, pero también se ha realizado incluso algún trasplante de corazón y de pulmón».

A la espera de conocer los detalles del trasplante estadounidense, Matesanz considera que es un paso «técnica y conceptualmente importante porque el trasplante de hígado es más complejo que el de riñón, que constituye casi dos tercios de todos los que se realizan en el mundo». Sin embargo, duda si numéricamente merece la pena. Algo que los responsables de la Johns Hopkins justifican con datos. Según sus cálculos, unos 500-600 fallecidos con VIH serían candidatos a donar sus órganos cada año en EEUU lo quepodría ayudar a unos 1.000 receptores en lista de espera para trasplante.

Eso sí, como especifica el responsable de la ONT, además de que donante y receptor sean compatibles entre sí, es necesario que ambos estén sanos, y además de ser portadores del VIH no hayan desarrollado aún sida.

En Estados Unidos, donde hay unas 122.000 personas en lista de espera y cientos mueren cada año, aumentar el número de donantes es fundamental. Segev estima que cada año, entre 500 y 600 pacientes con VIH, mueren a la espera de un órgano. «Este tipo de trasplantes es crucial para pacientes con VIH», señala.

Fuente: El Mundo

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