Mercedes Alfaro Latorre (Ministerio de Sanidad): «Cuando los ciudadanos se desplazan a otras comunidades autónomas resulta difícil atenderles»

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Cuando acudimos a un centro médico con alguna dolencia, en la recepción solicitan la tarjeta sanitaria que nos identifica y nos da acceso al sistema de salud para ser atendidos. El médico nos recibe en su consulta y anota en nuestro historial los síntomas y el motivo de la visita o el diagnóstico y las pruebas clínicas que nos debe hacer otro profesional. Radiografías, ecografías o incluso los resultados de un análisis de sangre son volcados al sistema informático en el que se rellena lo que nos pasa o nos ha pasado antes.

Esta información, que desde hace años no se registra en un documento físico sino digital, constituye nuestro historial médico. El acceso a él desde cualquier centro de salud se hace imprescindible para que la atención sanitaria sea eficaz.

Por parte de la administración pública, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad trabaja desde 2010 en un modelo digital para la gestión de nuestra información sanitaria de modo que nosotros mismos podamos tener acceso a ella y los diferentes profesionales de cualquier centro de salud puedan tanto actualizar como añadir nueva información. El proyecto, que implica una transformación digital del sistema de gestión de la sanidad española, está disponible en todas las comunidades autónomas, aunque el acceso desde cualquiera de ellas no es aún posible.

«El sistema sanitario necesita un intercambio de información muy grande en el que actúan muchos agentes sobre la persona. Antes un paciente tenía un médico de cabecera al que acudía. Ahora, cuando se establece un modelo integrado con diferentes profesionales, se precisa de la gestión de información y de los historiales clínicos», ha afirmado Mercedes Alfaro Latorre, subdirectora general de información sanitaria e innovación, durante el encuentro sobre transformación digital del sistema sanitario que se ha celebrado este miércoles en el marco de las conferencias que organiza Unidad Editorial.

Pero en nuestro país, que está descentralizado en comunidades autónomas desde el punto de vista sanitario, la asistencia sanitaria se gestiona por cada comunidad autónoma. «Cuando los ciudadanos se desplazan y solicitan un servicio en otras comunidades autónomas, si los procedimientos no se concentran, resulta difícil atenderles y no se pueden beneficiar de todos los servicios que las tecnologías sí les ofrecían en sus comunidades autónomas. Surge así la propuesta de un intercambio de información para la atención de los pacientes», ha añadido.

En cuanto a la situación en la que se encuentra la implementación del historial clínico digital, Mercedes Alfaro ha concretado que ya está disponible en el 100% de las consultas de atención primaria y en el 80% de los hospitales. «El objetivo es ahora que cuando un paciente necesite ser atendido en cualquier punto se pueda acceder a su información», ha dicho, ya que aunque exista la historia clínica electrónica de un paciente, no significa que se disponga de «una historia clínica interoperable«, ha explicado en relación al acceso desde cualquier centro o comunidad autónoma.

En todo caso, «la historia clínica interoperable no es el acceso indiscriminado de cualquier médico al historial de un paciente en cualquier comunidad autónoma», ha recalcado. El modelo de datos que estos informes recogen forman parte del trabajo que se realiza desde el Ministerio, a fin de desarrollar un modelo general que se rellene de la misma forma por todos los profesionales de salud y que sea comprensible desde cualquier plataforma informática de acceso al sistema, en los centros de salud de las diferentes comunidades autónomas. A este respecto, la protección de datos del paciente es importante y éste podrá solicitar que determinados informes queden ocultos en el sistema, siendo solo visibles con su autorización.

Un código único

Las instituciones trabajan en establecer acuerdos de normalización entre los diferentes profesionales de la salud, con un código único que identifique al usuario de una tarjeta sanitaria, puesto que un paciente podría disponer de diferentes historiales en distintos centros del territorio español. «La base de datos funciona desde el año 2010 y en ella se han volcado los registros de todas las comunidades autónomas. Se trabaja en un sistema que evite duplicidades», ha comentado Alfaro.

A este identificativo personal se adjudicaría «un conjunto mínimo de datos que comprenden un resumen de la historia clínica. Es un documento virtual, una historia resumida, estructurada e interoperable que pueda ser descargada desde la web», ha expresado.

El contenido y el uso de estos datos están regulados por ley a través de un real decreto. Se trata de información sensible cuyo control de acceso es importante. El programa informático que está en desarrollo incluye «un registro de los profesionales que acceden a esta información. Los propios pacientes deben estar dados de alta en el servicio. El sistema registra los accesos tanto aceptados como rechazados. Así un paciente puede ver si se ha accedido a sus datos de historial clínico y quién es exactamente el que ha consultado esos datos», ha asegurado.

Receta electrónica

En cuanto a la denominada receta electrónica, cada comunidad autónoma tiene un sistema de receta electrónica distinto que ya funciona en el 100% de los centros de salud y el 78,85% de los hospitales. Las autoridades sanitarias intentan resolver el problema que se presenta cuando un paciente se desplaza, para que éste pueda obtener sus recetas en cualquier farmacia del país.

«Antes esto no se podía hacer, pero a fecha de hoy hay 8 comunidades autónomas (Extremadura, Canarias, Castilla la Mancha, Valencia, Galicia, Aragón y La Rioja) que ya tienen este sistema», ha aclarado Mercedes Alfaro. «Soy optimista y pienso que al finalizar el año la interoperabilidad va a ser completa», ha concluido.

El sector privado

Montserrat Robles, directora del Instituto de Aplicaciones de las Tecnologías de la Información, ha introducido el problema que existe en el sector privado a la hora de obtener o acceder a un historial clínico. «Como ciudadana tengo un seguro en una compañía privada y no tengo historia clínica. Luego sí que hay retos» que abordar de cara a este sector, ha asegurado.

«Que los pacientes tengan acceso a la información y que los médicos tengan acceso a los datos de ese paciente» es algo que debe aplicarse «tanto en la sanidad pública como en la privada. En Uruguay ya se ha juntado la información de la pública y la privada. Pero hay que empezar por un conjunto de documentos clínicos y luego ir creciendo», ha relatado.

Datos no incluidos en los historiales médicos

Para Francisco Javier García Vieira director de RED.ES el grave problema de la interoperabilidad se agudiza a la hora de complementar un historial clínico «de hechos importantes, como una operación, que ocurrieron hace años, cuando los datos no estaban digitalizados«, ha resaltado. García Vieira ha afirmado además que aunque «se ha avanzado mucho, para que la operabilidad histórica despliegue todo su potencial se necesita mucho dinero, recursos y tiempo».

Sin embargo, García Vieira es más optimista cuando se refiere a las imágenes digitales de las pruebas médicas que ya circulan en el sistema sanitario. «Esto supone un ahorro en pruebas que no se necesita repetir, lo que supone un ahorro de millones de euros al año, lo que repercute además en la calidad del servicio, al ahorrar recursos» ha afirmado.

Adolfo Fernández-Valmayor, del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS), ha destacado por otro lado el momento de transformación social en el que nos encontramos, donde las generaciones más jóvenes están han nacido con las nuevas tecnologías y demandan un avance en este sentido.

Fernández-Valmayor ha alertado además sobre la mentalidad de algunos médicos sobre el acceso a los datos. «En muchos hospitales los médicos piensan que la información les pertenece a ellos. La ley dice que esto no es así. Esa información le pertenece al paciente y el médico debe compartirla para que esté disponible para este paciente.

Empresas de nueva creación (Startups)

En salud existen cada día un mayor número de iniciativas privadas que desarrollan programas destinados a mejorar la calidad de vida y la salud de los pacientes. Se trata en su mayoría de empresas de nueva creación que intentan hacerse un hueco en un mercado cambiante aportando innovación, principalmente a nivel tecnológico.

Ricardo Castrillo, director de la Unidad de Negocio de Cuidados Especiales del Grupo Chiesi, ha descrito en declaraciones a EL MUNDO las diferencias de estos modelos de negocio, dentro del área de la salud, con respecto a lo que conocemos de los servicios públicos o las empresas privadas que ya llevan establecidas varios años.

La distinta mentalidad que existe entre el sector público, el privado y las empresas en creación, también conocidas como «startup», se observa sobre todo a nivel del ritmo de trabajo a la que funcionan estos modelos tan distintos. Sin embargo, para Castrillo «de la sinergia de todos estos actores pueden surgir cosas fantásticas. Hablamos de cooperación y de compartir conocimiento«, ha expresado.

Castrillo, que es testigo desde Chiesi del lanzamiento de muchos proyectos privados, ha destacado además el momento tan distinto al que se accede a la financiación desde el sector público o el privado. «La administración pública cuando propone algo lo hace con mecanismos clásicos. Saca una dotación presupuestaria e invita a entes públicos, corporaciones o startups a pujar por esos recursos. Es un modelo que funciona al revés de cómo trabaja una startup, en la que se piden recursos para una idea que está madura. La colaboración público- privada es, además, muy mejorable», ha afirmado.

Fuente: El Mundo

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