La proliferación de las pseudociencias y de determinadas terapias sin sustentación científica o clínica ha llevado a que varios profesionales sanitarios y colectivos científicos hayan querido poner el foco en esta cuestión criticando su empleo. En esta ocasión, lo ha hecho la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) que, preocupada por el impacto que pueden tener estos productos milagro en los pacientes con cáncer, advierte de sus riesgos y subraya que para considerar que cualquier estrategia de tratamiento sea eficaz, debe pasar unas etapas de desarrollo que establecen las evidencias científicas, tanto de eficacia como de seguridad, y calidad de vida, necesarias e imprescindibles para su uso en la práctica clínica.
Sin embargo, “algunas plantas medicinales, minerales y algunas terapias cuerpo-mente pueden suponer una ayuda para que los pacientes con cáncer afronten mejor su enfermedad», indica en un comunicado la sociedad científica. Con todo, avisa de que no todo lo natural es inocuo porque puede interactuar con los tratamientos oncológicos, por lo que recomienda “a los pacientes con cáncer que no tomen ningún tipo de sustancia o producto natural y que no realicen ninguna terapia sin conocimiento de su oncólogo médico y nunca abandonen su tratamiento oncológico”.
“Los avances en el conocimiento de la biología y de las características moleculares de los tumores han permitido identificar dianas moleculares. No solamente hay nuevos y mejores estrategias de tratamiento para tumores para los que ya existía tratamiento, sino que se están desarrollando fármacos para otros tumores que carecían de terapias eficaces. Estos avances son posibles gracias a la investigación. Para desarrollar esta investigación las autoridades sanitarias establecen un marco legal y seguro para los pacientes y los centros sanitarios de excelencia, los investigadores y los grupos cooperativos de investigación clínica realizan los ensayos clínicos que proporcionarán la prueba definitiva de la eficacia de los fármacos”, apunta la sociedad cientica.
En este sentido carga contra las pseudociencias y productos milagro “de los que no hay ninguna evidencia preclínica ni clínica de eficacia. El riesgo de estos productos radica en que, en ocasiones, impide que el paciente reciba la terapia adecuada y eficaz para su enfermedad o abandone el tratamiento establecido por su oncólogo médico”.
De hecho, avisa de que “la administración de productos sin eficacia ni seguridad contrastada en ensayos clínicos controlados puede modificar el efecto del tratamiento oncológico y/o ocasionar interacciones con el tratamiento oncológico y enmascarar valores relevantes en pruebas clínicas y por tanto no puede aconsejarse”.