COMUNICADO ILTRE. COLEGIO OFICIAL DE ENFERMEROS DE BADAJOZ
Badajoz, a veintiséis de marzo de dos mil veinte.
Como Institución responsable de la representación y defensa de más de 3000 Enfermeras en la provincia de Badajoz, consideramos que, dadas las extraordinarias y enormemente dolorosas circunstancias que estamos atravesando, la prudencia, la mesura y, por supuesto, el respeto — principios que deberían inspirarnos y regir, siempre, nuestra conducta — deben alcanzar ahora su máxima intensidad, para no generar más alarma de la ya existente y declarada.
Las críticas, por muy lacerantes o injustas que puedan llegar a ser o parecer, tienen que ser asumidas y aceptadas, con total normalidad y serenidad, por quienes tienen responsabilidades de gobierno y se ven, por ello, obligados a adoptar, sin nuestro concurso, decisiones excepcionales que nos afectan a todos y que, en aras de nuestro bienestar, condicionan, de forma severa, nuestras vidas. La llamada debe ser a la calma, porque, a nuestro modesto entender, no hay otra manera (menos aún ahora) de generar confianza.
En este estado de cosas, la prudencia, la mesura y el respeto para nada se compadecen con la afirmación que realizó nuestro Consejero de Sanidad (D. José Mª Vergeles) en su comparecencia pública del pasado 24 de marzo, que reproducimos, de forma textual, a continuación:
“Alrededor del 50% de los casos afectados entre nuestros trabajadores no se han infectado en el ámbito laboral, sino que han sido por transmisión comunitaria”.
Dicho con el debido respeto, no acabamos de entender qué mensaje pretendía transmitir el Sr. Consejero a la sociedad con semejante manifestación. De entrada, no parece que tales palabras inviten a la serenidad ni inspiren confianza en el impagable trabajo que están desarrollando tanto las Enfermeras como el resto del personal que trabaja en centros sanitarios y sociosanitarios. ¿Y el respeto? ¿Dónde queda el respeto, Sr. Consejero?
Sr. Vergeles, en sus comparecencias públicas, vd. luce de manera impecable, tal y como se espera de un representante público; informa y argumenta, incluso de forma prolija, con datos que, de seguro le son facilitados por la propia Consejería, por sus asesores y por otros organismos; y aparece acompañado por otros responsables del gobierno y personal técnico. Ese mismo fue el escenario en el que, inopinadamente, vino a culpar al personal de Sanidad (enfermeras incluidas) de haberse contagiado, por su propia conducta, del virus COVID-19 en el 50% de los casos, no sabemos si con la intención de minimizar el dato no menor de que el otro 50% se habría contagiado en el trabajo.
Ciertamente, desconocemos las fuentes que sostienen su acusación (si quiere, velada), contra el personal de Sanidad, pero nos parece una completa temeridad, una absoluta falta de respeto, una total irresponsabilidad que vd. deslice siquiera que el 50% de los trabajadores no actúa, fuera del ámbito laboral, con la diligencia debida. Y más grave aún nos parece que reconozca, sin disculparse, que el otro 50% de contagios se produce en el trabajo.
Sr. Vergeles, las Enfermeras y el resto de profesionales de la sanidad están arriesgando su vida y la de sus familias por los demás. El personal está demostrando una enorme generosidad, un esfuerzo ímprobo, humanidad en el trato y un compromiso más que firme con su Profesión y con la sociedad, y ello a pesar de no contar con los medios necesarios, ni siquiera para garantizar su propia seguridad, como lo prueba el elevadísimo, preocupante e inaceptable porcentaje de contagios (superior el 25%) que están sufriendo en nuestra Comunidad.
Respeto, Sr. Vergeles. Las Enfermeras y, por supuesto, el resto de personal se merecen todo el respeto del mundo, todo el reconocimiento del mundo, y el suyo también. Seguro que estará de acuerdo en que no es mucho pedir que el personal pueda acudir a su trabajo sin asumir más riesgos de los necesarios. Dótelos del material que les proteja como es debido, aunque sea por puro egoísmo, por su propia supervivencia, por puro utilitarismo. La desprotección del personal nos conduce, de forma inexorable, a la ruina.
EL PLENO DE GOBIERNO.