Es un día tranquilo en el Homerton Hospital, al nordeste de Londres, y Marina e Irene han tenido suerte: les ha tocado el mismo turno, en el quirófano de urología. Mientras las dos enfermeras atienden a cuatro pacientes para quitarles las piedras del riñón, en la sala de enfrente va y viene otro español de uniforme y gorro azul,José Antonio, que hoy ayuda con las operaciones dentales. Pasadas las cinco de la tarde, casi acabado el trabajo, se forma un corrillo. El doctor Masood, urólogo, les expresa su enfado con lo que el país ha votado 48 horas antes. Salir fuera de la Unión Europea. Leave.

-Mirad alrededor -les dice-. Ninguno sois británico, pero sois necesarios.

Y se obra la magia.

En el quirófano número seis de la segunda planta del pequeño hospital londinense, un clic ha hecho que las caras de José Antonio, Marina e Irene hayan dado la vuelta al mundo. La fotografía que se ha popularizado en internet se llama «We are Europe!» [nosotros somos Europa] y muestra la tozuda realidad, a pesar del Brexit y de las semillas de xenofobia que están germinando en la sociedad británica: a 20 minutos de la City, ninguno de los siete miembros de este equipo quirúrgico ha nacido en el Reino Unido. Ésta es su historia…

200.000 españoles

«Jose, ¡que no nos quieren aquí!». Así, con la frase de una camarera española en el bar donde desayunaba rumbo al hospital, se enteró José Antonio Díaz Espinosa de que la separación de la UE había vencido en el referéndum del jueves. Nacido en Cártama (Málaga) hace 31 años, llegó a Londres hace casi dos. Como muchos de los 6.000 enfermeros españoles que trabajan en el Reino Unido, no quería abandonar su tierra, pero no encontraba trabajo. Así que emigró. Empezó en un restaurante de Picadilly Circus «llevando los platos y las bebidas desde la barra y la cocina a la mesa, y de vuelta». 50 horas a la semana, 325 libras. Medio año más tarde consiguió su objetivo: entrar como enfermero en el Homerton University Hospital. «Antes del Brexit sabía que había encontrado mi camino», cuenta aCrónica. «Ahora no sé qué va a pasar con nosotros». Porque lo que siente es esto:«Que la mitad del país no nos quiere aquí». En el autobús ya ha escuchado algún comentario despectivo -«Se van a tener que ir [los inmigrantes]. Había demasiados»- y, como el resto de los 200.000 españoles que viven allí, desconoce qué futuro legal le espera.

Cuando Jose llegó a ese hospital chato y multicultural de Hackney -un barrio que se postula como el más hípster del este de Londres-, otra malagueña de Ronda ya estaba allí. Marina Seminario Herrera, de 26 años, arribó hace tres años y medio a la meca de los enfermeros españoles, ésa que desde 2001 recluta empleados en España ante la escasez de médicos y enfermeros propios; ésa que valora a losnurses ibéricos por su mejor formación práctica. El sábado post Brexit fue ella quien rotuló los carteles para la foto: «Queríamos mostrar que el sistema funciona gracias a que estamos todos juntos. Los europeos les hacemos falta. Nos necesitan».

Como a Irene Pérez Fernández, la morena de 27 años de Los Villares (Jaén) que en 2013 huyó del desierto español -o del bucle de sustituciones- con un billete de avión. Dice apenada que se adaptará a lo que sea: más papeleo, un visado para seguir trabajando… Irene no quiere marcharse. Siempre se ha sentido «querida» en el Reino Unido; también estos días, por mucho que en los medios de comunicación se hable cada vez más de xenofobia. (En un vídeo se ve a unos chicos insultando a un estadounidense moreno en un tren de Manchester. Un informe policial asegura que los incidentes de racismo y delitos de odio contra extranjeros y minorías han aumentado un 54% desde el 23-J). Irene no conoce «a nadie» que haya apoyado la ruptura. Se rodea de jóvenes británicos que «no entienden lo que han decidido sus mayores».

Tampoco acierta a comprenderlo el urólogo Junaid Masood -nacido en Pakistán pero desde los ocho años residente en Inglaterra- y por eso les propuso la foto. «Fue muy simple», relata. «Yo voté a favor de permanecer y me quedé en shockcuando el país votó como lo hizo. Al día siguiente en el hospital miré a mi alrededor y todo el mundo era de la UE. Pensé que estaría bien celebrar la diversidad multicultural, que es lo que siempre he amado de Londres. Y que es especialmente importante en el NHS [Servicio Nacional de Salud], porque muchos profesionales muy buenos trabajan en él».

Son la «columna vertebral»

El quinto de los siete protagonistas del We are Europe! viral –la entrada en el perfil de Junaid se ha compartido más de 19.000 veces y ha aparecido en diarios y webs de todo el mundo- es el anestesista alemán Christian Schwiebert. Casado con una británica de origen nigeriano, dice que la imagen del Homerton Hospital refleja una gran verdad: que en los quirófanos a lo largo y ancho del país «a menudo no hay más de una o dos personas cuyo idioma nativo sea el inglés; a veces ni una». Que ellos son imprescindibles para sostener el sistema. «Hicimos la foto porque queremos demostrar que las cosas bellas -la excelencia académica y clínica, el progreso, la alegría y la amistad- requieren la cooperación internacional. Y en esta causa no se avanza cerrando la puerta a Europa y alimentando el resentimiento contra los inmigrantes».

El equipo lo completan ante la cámara otro urólogo griego y una técnica de rayos X irlandesa. Sobre sus cabezas asoman las aparatosas lámparas de quirófano. Detrás, la mesa de operaciones. ¿Y quién apretó el botón? Una británica… de origen africano.

«Hoy hemos estado trabajando duro para mejorar la vida de la gente. Esto es lo que nuestros amigos de Europa hacen por el NHS», dice el pie de la fotografía. Son su«columna vertebral». De momento, la columna española sigue en pie, al menos durante los dos años que dure el desenganche. Mientras tanto, José Antonio, Marina e Irene continuarán poniendo inyecciones y sacando sangre en el este de Londres. Todavía, aunque sea sobre el papel, ellos son Europa.

Articulo de El Mundo, crónica.

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