La técnica ha sido probada en ratones que lograron controlar la glucosa gracias a estas células
Los investigadores pretenden realizar en los próximos años ensayos clínicos en personas con diabetes
Desde hace décadas, cientos de grupos de investigadores de todo el mundo tratan de desarrollar en el laboratorio células beta, que son las responsables de producir insulina en el cuerpo humano, que sirvan como terapia para pacientes diabéticos. Sin embargo, hasta ahora lo único que lograban era células similares pero no lo suficientemente maduras para producir insulina. Ahora ese muro parece haber sido derribado con el hallazgo de una proteína clave que es capaz de activar el proceso de maduración en el laboratorio. Aunque todavía no se ha probado su eficacia en humanos, los investigadores responsables de este avance sí han podido demostrar que los ratones tratados con estas células logran controlar su diabetes.
«Hemos demostrado que es posible producir células beta humanas funcionales en una placa de cultivo que responden casi tan bien como lo hacen de manera natural», explica Ronald Evans, un biólogo molecular del Instituto Salk de California y principal autor del estudio donde muestran sus resultados y que publica la revista Cell Metabolism.
Con el desarrollo de la investigación en células madre, se pensó hace años que estaba cerca el poder obtener en el laboratorio las células que en el páncreas producen la insulina, células beta. Sin embargo, poco tiempo después se vio la dificultad de este propósito. Años más tarde, con el método del japonés Shinya Yamanaka se creyó que iba a ser más fácil reprogramar una célula adulta para convertirla a posteriori en otra especializada, en este caso, en una célula beta. Pero, las dificultades volvieron a aparecer ya que, aunque los científicos sí lograron producir células pre-beta capaces de producir insulina pero no funcionales.
El equipo liderado por Evans pensó que debía haber algún factor clave que determinara el paso de una célula pre-beta o inmadura a una célula beta, madura y funcional. Para conocer ese elemento, compararon las diferencias entre estas células y observaron que había una proteína, vinculada a los receptores estrogénicos de las células, que se daba en unas cantidades muy superiores en las células beta adultas.
«En el músculo, estos receptores inducen un mayor crecimiento mitocondrial y promueven el uso oxidativo de azúcares y lípidos para generar energía», explica Evans. Cuando su equipo añadió la proteína ERR-gamma a células pre-beta que crearon en el laboratorio comprobaron que «respondían a la glucosa y producían insulina».
«Este avance se traducirá en una mejor y más controlada respuesta de la insulinaque los tratamientos actuales», explica Michael Downes, científico del Instituto Salk y coautor del estudio. «Previamente no se sabía nada sobre el proceso de maduración de las células beta. Hemos estado echando un vistazo en una caja negra y ahora sabemos lo que pasa». Y corregirlo.
Porque con esta técnica, sencilla, barata y rápida, los investigadores podrían añadir la proteína ERR-gamma a las células pre-beta en una placa de cultivo y crear unas similares a las células beta humana que respondieran adecuadamente a los cambios de glucosa. «Cuando hemos eliminado la ERR-gamma de animales, la respuesta a la glucosa también se elimina, lo que prueba que este factor es el principal regulador de la maduración de las células beta».
«Creemos que este trabajo nos traslada a una nueva era para crear células beta funcionales«, señala Evans. Pero lo que todavía no saben los investigadores es si esta técnica servirá para producir células beta funcionales en humanos. «Esperamos que sea un espejo de lo que pueda ocurrir en la clínica. Es emocionante porque esto [los resultados] sugieren que las células cultivas están listas».