Miriam Martínez es una futura matrona que ha sacado la nota más alta entre los 15.000 enfermeros y enfermeras que se han presentado al examen EIR de este año. Un ejemplo de superación, constancia y amor por la enfermería. También ha tenido que emigrar un tiempo y conocer otras formas de concebir la profesión enfermera.
¿Cómo es la sensación de ser la mejor de tantas personas que se han presentado? ¿Qué plaza has elegido?
Estaba muy nerviosa. He leído y releído la plaza para asegurarme. He elegido Enfermería Obstétrico-Ginecológica en el Hospital Clínic de Barcelona.
No era la primera vez que te presentabas al EIR, incluso sacando plaza…
Todos los años desde que ter-miné la carrera en 2011 he realizado la prueba y el año pasa-do saqué plaza, creo que acabé la 851. Pero, claro, no conseguí la especialidad de matrona por-que se acabó en el 700. Cogí plaza en Salud Mental, pero al final la rechacé y pensé: “me dedico otro año entero a conseguir lo que quiero. Me apoyaron mucho mi familia, mis amigos, mi novio…”
Con tanto tiempo con este objetivo en mente, ¿qué significa para ti ser matrona?
Es una de las facetas más bonitas de la enfermería. También me gusta la Geriatría, he trabajado con ancianos, pero ver a una mujer dar a luz, la felicidad que lleva ese momento, -aunque no siempre es así por desgracia-, la autonomía que tiene la matrona en paritorio, su capacidad de empatía con la mujer en situación de estrés y nerviosismo, sentir dolor pero al mismo tiempo la sensación reconfortante de felicidad cuando tiene al hijo… Es un momento muy especial en la vida de una mujer y me gusta dedicar mi vida profesional a ello.
¿Qué opinión te merece la figura de la doula? ¿Cómo puede ser que se metan en partos y ofrezcan consejos de salud personas sin ninguna formación sanitaria y haya quien las equipare con alguien como tú, que ha estudiado el Grado de Enfermería, se prepara unos exámenes durísimos y ahora le esperan dos años de residencia?
Obviamente es intrusismo profesional y un error que pone en riesgo la vida de la madre y el niño cuando se confía en personas que no están formadas. Pero también se capta un sentimiento por parte de muchas madres, que necesitan un parto más natural. Esa idea hay que tenerla en cuenta. La sanidad pública debe fomentar la figura de la matrona a nivel ambulatorio, menos intervención, menos episiotomías… El Clínic cuenta con bañeras de dilatación. De este modo, las madres dejarán a un lado a las doulas y se acogerán al sistema público. Se puede parir en casa, pero con profesionales reconocidos y formados.
Tu siguiente etapa te lleva a Barcelona, pero antes trabajaste en Noruega. ¿Cómo fue tu periplo allí?
Los primeros meses fueron duros, tienes que adaptarte a una sociedad muy distinta, el clima, el idioma… Me gustó muchísimo la experiencia. La enfermera tiene un papel mucho más holístico. Es una sociedad con muchos más recursos que nosotros y hay muchísimas enfermeras por turno. Puedes dedicarle a cada paciente todo el tiempo que requiera. Lo que aquí hace una auxiliar allí lo hace también la enfermera, como la higiene o ayudarle con la alimentación. Me gustó mucho ese enfoque. Podemos aprender mucho de esa atención sanitaria en la cultura escandinava.
¿Cuál es el secreto para triunfar en el examen EIR?
Estudio, estudio, estudio y más estudio. La técnica test ha sido importante, estudiar a veces no es suficiente. Con un temario tan amplio, la técnica test te ayuda a responder preguntas cuya respuesta no conoces. Pero es fundamental estudiar mucho. Yo estudiaba ocho horas, seis días a la semana. Pero la clave es la constancia y la motivación. Hay que estar muy motivado para no dejarlo a mitad de camino. Implica mucho esfuerzo y sacrificios. Pero vale la pena.
Has escogido matrona, entre otras cosas porque es una especialidad consolidada y ligada al puesto de trabajo. Algo que no se puede decir de las otras especialidades, con enfermeros que acaban trabajando en cualquier otro servicio del hospital. ¿Hasta qué punto beneficia al sistema la especialización en enfermería?
A nivel profesional es una de nuestras grandes materias pendientes. La especialización se traduce en unos cuidados de mayor calidad. Así evoluciona la profesión, marca su sitio, qué competencias son nuestras. A nivel asistencial todavía tiene más importancia que los pacientes reciban cuidados especializados con formación detrás: proporciona satisfacción y seguridad al paciente. Los accidentes que han ocurrido a veces en enfermería, relacionados con negligencias, por ejemplo, han sido precisamente por eso, cuando se concibe al profesional como un comodín en cualquier unidad asistencial. Llegas por ejemplo a neonatos o pediatría, que son unidades que requieren especialización, unos cuidados técnicos y concretos. Creo que desde el punto de vista profesional y asistencial resulta fundamental.
DAVID RUIPÉREZ