Cada día son más las parejas que recurren a técnicas de reproducción asistida para conseguir su objetivo de ser padres. Y es que, según datos expuestos en diversos congresos nacionales, la tasa de infertilidad en España se sitúa entre el 15 y el 17% de la población. Estos datos responden, según diversos estudios, al hecho de que nuestro ritmo de vida tiene consecuencias directas en el funcionamiento de nuestros ovarios y de nuestros testículos. De hecho, existen investigaciones, como las realizados en Reino Unido, que comparaban el seminograma de su población masculina con 30 años de diferencia, observando un claro y alarmante empeoramiento en la calidad del semen.
El doctor Juan Ordás, especialista en Ginecología y Medicina de la Reproducción en la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, expone que: “Hay más factores de esterilidad masculinos que antes. Antes podíamos hablar de un 70% de causas femeninas, un 20% masculinas y un 10% mixtas, y ahora podemos estar hablando de un 40% masculinas, un 50% femeninas y un 10% mixtas”. El Hospital Vithas Nuestra Señora de América pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 12 hospitales y 13 centros monográficos especializados Vithas Salud.
Tal y como explica el doctor Ordás “ha empeorado la calidad, tanto de los óvulos como de los espermatozoides y tiene que ver con la edad de los pacientes, claro está, pero también mucho con el ambiente en el que viven”. Concretamente, el experto se refiere a la contaminación ambiental del aire y del agua, pero también, a nuestros cambios en la alimentación. “Un factor clave es la contaminación alimenticia, sobre todo las llamadas dioxinas, comunes en los alimentos precocinados y que afectan directamente a nuestra fertilidad”.
Si aún existen muchos falsos mitos respecto a qué puede mermar nuestra fertilidad, sí que existen datos objetivos respecto a la influencia negativa del tabaco, del exceso de café, y sobre todo, de la influencia de la obesidad. “Se ha podido observar como la obesidad altera la fertilidad, pero también influye en el riesgo de aborto”, apunta el doctor Ordás. Las enfermedades de transmisión sexual también han aumentado, puesto que han reaparecido casos de tuberculosis genital, que también es un factor de esterilidad muy importante.
Asimismo, hay que hablar de la influencia del estrés, ya que está comprobado que es un factor muy negativo a la hora de conseguir un embarazo. La lógica detrás de este hecho es que nuestro organismo, ante un estrés fuerte, reacciona suprimiendo aquellas funciones de lujo, y una de esas funciones es la reproductiva. “Se inhiben las ovulaciones o se producen de manera inadecuada, las hormonas se alteran, y entonces la posibilidad de embarazo disminuye. En el caso del hombre, lo que disminuye es la calidad del semen, pero también su propia capacidad sexual”, insiste el doctor Ordás.
Pese a ello, la mayoría de casos que llegan a una consulta de reproducción asistida, tienen que ver con la edad avanzada de las madres. Según los últimos datos del INE de 2014, la edad media para ser madre en España es de 32,2, pero el 33% de los nacimientos son de mujeres de más de 35 años, aunque la Sanidad Pública sitúa el límite de edad de la mujer para someterla a un tratamiento de fertilidad en los 40 años. Precisamente esa es la edad media de las pacientes que acuden a la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Vithas Nuestra Señora de América. Tal y como aporta Juan Ordás, “es cierto que la edad de las pacientes es una de las principales dificultades a la hora de ser madres”. Aunque no olvida destacar que cada día llegan más casos en los que el problema es la calidad del semen, y que “entre un 10 y un 20 por ciento de las parejas, son los dos los que tienen problemas para concebir”.
La mujer, en realidad, biológicamente puede ser madre muchos años, lo que ocurre es que a medida que se cumplen años, los problemas y las dificultades se multiplican de forma importante. “Nosotros tenemos puesto el límite en la maternidad en los 50 años, pero se trata más que de buscar un límite en la mujer, de buscar un equilibro en el que también el niño que va a nacer cuente con unos padres jóvenes y sanos, porque a veces nos olvidamos también de mirar por el niño que llega”, concluye el experto.