Científicos rusos trabajan hace meses en un modelo tridimensional del virus con el fin de encontrar su punto débil que podría estar más en la forma que en el fondo
Más cerca de la vacuna frente al Zika
Akademgorodok es algo así como el Silicon Valley de la ciencia rusa, una «ciudad académica» de los años de la Guerra Fría cuyos edificios se pierden en la espesura de un bosque de pinos y abedules en el corazón de Siberia. Allí, en la Universidad Estatal de Novosibirsk, que cuenta con 35 centros de investigación, un equipo de científicos trabaja desde hace varios meses en un modelo tridimensional del virus del Zika en colaboración con el Instituto Vector, un laboratorio de alta seguridad famoso por albergar en su banco criogénico cepas de los virus más letales del planeta (viruela, ébola, H5N1…).
Al frente de la investigación está la bióloga Anastasia Bakulina, cuyo prototipo en tres dimensiones ha ayudado a establecer una serie de similitudes entre el Zika y otros flavivirus, como el dengue o el virus de la fiebre amarilla, que causan más de 50.000 muertes al año. «La estructura a resolución atómica del Zika puede aportar información muy relevante sobre su comportamiento», explica a EL MUNDO la científica rusa. «A través del análisis de las propiedades específicas de las proteínas superficiales del virus podemos encontrar su punto débil, es decir, una zona a través de la cual introducir una serie de mutaciones».
Es decir, que la solución al Zika podría estar más en la forma que en el fondo del virus, más concretamente en la espesa capa de proteínas de la superficie. De acuerdo a su modelo tridimensional, la clave podría estar en los «parches de una composición única de aminoácidos» de las proteínas superficiales, que forman una capa esférica regular y permiten que el virus entre en la célula durante la infección. «Saber qué partes de la proteína viral están en contacto con la membrana de la célula huésped y dónde se concentra la mayor cantidad de ácido ribonucleico es fundamental para el desarrollo de vacunas».
Según la bióloga, nadie hasta ahora ha intentado modelar el ARN del Zika. «Conocemos muy bien la composición de aminoácidos del virus, pero no tanto su distribución espacial. Esto es muy importante, ya que los anticuerpos y otras proteínas actúan en función de la estructura del virus». Buena parte de sus investigaciones están centradas en la proteína E, que imita ciertas proteínas de mosquitos vectores del género Aedes con el fin de adherirse a sus células, que es lo que hace posible el contagio. «Analizando la estructura tridimensional del complejo proteico podríamos llegar a descubrir propiedades específicas de su ARN».
Aunque la Organización Mundial de la Salud autorizó a cuatro laboratorios rusos realizar pruebas con el Zika (incluido el Instituto Vector), en la Universidad Estatal de Novosibirsk no cuentan con cepas de virus vivo. «Nuestra unidad está centrada en labores bioinformáticas para el análisis de la estructura y la clonación de secuencias de nucleótidos de las proteínas virales. También trabajamos con cultivos de células e intentamos aislar partículas similares al virus». El desarrollo de la vacuna definitiva requerirá de una gran cooperación internacional, a pesar de que el equipo de Bakulina no está en contacto con ningún laboratorio de Estados Unidos.
Si bien en los Institutos Nacionales de la Salud, en Bethesda, a las afueras de Washington, ya han comenzado las primeras pruebas en humanos de una vacuna experimental contra el Zika, Bakulina sostiene que en Rusia, donde se han detectado cinco casos de infección, «el objetivo no es trabajar contrarreloj en una vacuna sino desarrollar un potente fármaco que, con pequeñas modificaciones de la secuencia, se pueda utilizar en todas las variantes de flavivirus«. Incluido el virus responsable de otro tipo de encefalitis, muy frecuente en esa zona de Siberia, que se transmite a través de las garrapatas. «La tecnología que empleamos requiere más tiempo. Así que tardaremos al menos tres años en conseguir una primera vacuna que, sin embargo, será mucho más eficaz».
El Instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos está llevando a cabo ensayos con una vacuna de ADN que contiene fragmentos genéticos de una cepa del virus Zika hallada en Brasil. «Se trata de una vacuna bastante fácil de diseñar pero que proporciona una inmunidad demasiado débil, debido sobre todo a su incapacidad para proporcionar una respuesta inmune de tipo humoral». O dicho con otras palabras: «Ellos trabajan con humanos mientras que nosotros intentamos que sean las bacterias las que desarrollen una vacuna más natural desde el punto de vista inmunológico. La vacuna de ADN en humanos es como un manual de IKEA para el montaje de la vacuna real«.